Contamos cómo esta niña caraqueña descubrió que el salto triple era su deporte y quién la convenció de ir a la alta competencia
- Por: Pedro Rueda
Yulimar Rojas ganó la medalla de oro tan esperada por el atletismo venezolano en 69 años. La última presea olímpica es esta disciplina fue el bronce del maracucho Asnoldo Devonish en los juegos de Helsinki 1952. Coincidencialmente en el salto triple. Esa era la primera de las 21 que por ahora el país acumula en su historia de olimpiadas.
Yulimar Rojas ya es una atleta de la élite mundial. Queda en los anales del deporte y por ahora sólo ella misma es capaz de batir su propio récord mundial. Este domingo borró 26 años de espera para que el registro de la ucraniana Inessa Kravets terminara de ser imbatible.
¿Cómo una caraqueña que se mudó al humilde poblado de Pozuelos en Anzoátegui, pudo conseguir un récord del mundo a los 25 años de edad?
Pues, el talento lo tenía desde muy pequeña. Cuenta su padrastro, Pedro Zapata, que un trabajo en la industria petrolera obligó a él y a la madre de la atleta, Yuleisi Rodríguez, a irse de la capital.
Él era exboxeador profesional y siempre llevó la pasión por el deporte a la casita de Pozuelos. Yulimar le respondía con talento y destreza desde muy pequeña.
«Desde pequeña esa muchacha era buena en todo: kickingball, pelotica e’ goma (frontón), básquet, sóftbol, fútbol, todo», dijo en una entrevista con la agencia AFP. «Lanzaba una pelota de sóftbol contra la roca con tanta fuerza que le arrancaba pedazos», comenta.
¡Dios salve a la reina! Venezuela espera ver coronada a Yulimar Rojas @TeamRojas45 en los juegos olímpicos de Tokio #AFP #AFPdeportes 👟🇻🇪🥇
— Agence France-Presse (@AFPespanol) June 12, 2021
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Su madre coincide con lo que dice su esposo y destaca lo chispeante que siempre ha sido Yulimar. «Desde pequeñita siempre fue hiperactiva (…), siempre le gustó el deporte (…) No era tan buena en sus estudios», reconoce con una carcajada.
Su hermana, Yerilda Zapata, le agrega ese lado pícaro de la atleta que siempre ha mostrado y que la impulsa a no limitarse por nada.
«Yuli es, ¿cómo decirle?, lo más tremendo», suelta con picardía Yerilda. «Es la más rumbera, la que más goza, la que decía: ‘Bueno, vamos para esto. Vamos para lo otro».
Su primer entrenador
El primer entrenador de Yulimar fue Jesús Velásquez, quien hacía lo que podía en el Centro Deportivo José Antonio Anzoátegui de Puerto La Cruz. Él recuerda con nostalgia los días en los que Yulimar comenzaba, cuando construyeron con sus propias manos una fosa de salto bajo una mata de ponsigué, un fruto tropical.
«En los entrenamientos pedía más: ‘Profesor, vamos a hacer otro salto’. Está bien. ‘Profesor, vamos a hacer otro salto’. Ok, está bien», cuenta Velázquez.
A Yulimar le encantaba jugar voleibol en un principio. «Se la pasaba en el gimnasio», cuenta su entrenador, pero el veía en ella otro futuro y es por eso que decidió probar seriamente en el atletismo.
Llevó a Yulimar a la alta competencia con excelentes resultados en el salto alto, que incluyeron una presea de oro en los Juegos Suramericanos de 2014, en Chile.
Sin embargo, ella misma decidió probar el salto triple cuando decidió por iniciativa propia retar a otros jóvenes atletas diciéndoles: «A que te gano».
«Ella sin decir nada, conversó con los atletas: ‘A que yo te gano a ti’. Yo lo que observé fue el momento que hizo el salto (…). Yulimar cayó en el foso y entonces pregunté: ¿y dónde picó? Ojo clínico, dije: ‘Aquí hay 12 metros'». Es decir que estaba a solo tres metros de la élite mundial.
Velázquez no dudó y descubrió que el salto triple era el deporte de Yulimar. Lo llamaron «loco», pero los resultados hablaban por sí solos:
- Oro en el Festival Deportivo Panamericano de 2014 en México en salto alto
- Dos oros en el Campeonato Sudamericano Sub-23 de Atletismo 2014 en salto alto y salto triple
Yulimar quería dar el salto al deporte élite y una sugerencia de amigo en el Facebook la invitó a contactar con el mítico medallista cubano Iván Pedroso.