El doctor ha sido un digno representante en la medicina venezolana, en la sociedad, en el folklore y ahora lo será en los cielos.
Más de 70 años esperando, específicamente 71, desde que se hizo la solicitud para la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, quizás el ciudadano más respetado por todos los venezolanos.
Luego de la noticia de la beatificación, muchos habrán buscado en Wikipedia para documentarse un poco de la vida y obra del doctor, pero no de la verdadera importancia para el nacido en Venezuela.
Todas las generaciones, sociedades, regiones y religiones que conviven en este país, saben de José Gregorio, el llamado «Siervo de Dios». Su obra no se enseña mucho en las escuelas, pero sí es obligatoria en el hogar y en las calles.
El Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, nació en Isnotú, un pueblo pequeño del estado Trujillo, una región de Los Andes venezolanos, donde dicen se cosecha el mejor café de Venezuela, aunque eso es parte de otra discusión.
Su imagen quizá tiene el mismo número de estatuas, calles y monumentos que el mismo Simón Bolívar. Puedes verse una figura o un cuadro con su foto en una casa de la más alta sociedad y también se puede conseguir una pequeña capilla en su honor en la curva de una carretera angosta que conduzca a algún pueblito alejado del país.
Un ejemplo muy significativo de su importancia y el respeto hacia el Doctor se puede ver en la entrada de Barquisimeto, capital del estado Lara, donde una estatua representativa está en una loma frente a una autopista. Basta pararse por un momento en ese punto para ver el impresionante acto simultáneo de persignación en los conductores, acompañantes o pasajeros que cada día transitan esa vía. Una acción llena de admiración, respeto y protección.
En la capital Caracas, el nombre de José Gregorio es respetado por la ciencia, la iglesia y la alta sociedad, debido al aporte significativo que dio a tal profesión dentro de Venezuela.
Y si se se quiere saber más de su adoración en este país, hay que ir a su natal Isnotú, un pueblito pequeño donde decidió volver, luego de graduarse con honores para ayudar a su gente porque no había ningún doctor alli.
Pero ¿por qué un médico puede llegar a ser santo?
La persona que no sepa nada de José Gregorio y le gustaría saber de la voz de un venezolano la respuesta, escuchará de seguro la catalogación: «él es un médico santo» que salvó muchas personas en vida y después de fallecido.
También una de las descripciones más comunes: el médico que murió atropellado por el primer y único carro que había en Caracas en 1919.
Resulta que José Gregorio no sólo sirvió como médico y al avance de la ciencia venezolana, sino también que era un fiel creyente del catolicismo, especialmente de la obra de San Francisco de Asís.
De hecho, el doctor estudió para ser sacerdote, pero nunca llegó a serlo porque cuando más cerca estaba, la salud le fallaba y tenía que alejarse de su objetivo
Sin embargo, esto no le impidió seguir con su profesión y ligar la sabiduría científica con la fe católica, dos mundos totalmente opuestos y con grandes conflictos para la época.
Esto a José Gregorio no lo detenía, a él se le debe la llegada del microscopio a Venezuela y otros instrumentos médicos. Muchos los trajo de Francia luego de hacer un postgrado. Enseñó a usarlos y a manejarlos para las investigaciones en el país.
Sabía hablar español, francés, alemán, inglés, italiano, portugués, y hasta latín, le gustaba la música y también era filósofo. Era un hombre de quien se aprendía mucho en las calles de Caracas y su gran disciplina, puntualidad y exigencia marcaron el camino de muchos que querían ser como él.
Él estudió en la capital venezolana y luego quiso cumplir con la promesa que le hizo a su madre, volver a su pueblo natal para ejercer la medicina, pese a las innumerables propuestas y consejos de colegas médicos para que no lo hiciera.
«En Isnotú no hay médicos y mi puesto está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que volviera para que aliviara los dolores de las gentes humildes de nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta que mi puesto está allí entre los míos«.
Ese tipo de acciones lo llevaron a ganarse la imagen de veneración por parte del venezolano, considerarlo un «enviado de Dios» y ganarse el título de «doctor de los pobres». ¿La razón? en épocas donde enfermedades como la tuberculosis y el paludismo estaban bastante propagadas en la población, el médico atendía de forma gratuita a lo más necesitados.
La noticia de su muerte fue todo un acontecimiento nacional y la persona que lo atropelló, Fernando Bustamante Morales, duró pocos días detenido debido a que las autoridades determinaron que todo fue un accidente.
José Gregorio apareció de repente en el trayecto del vehículo al salir de una farmacia y luego de cruzar al frente del famoso tranvía que recorría Caracas, Bustamante no pudo reaccionar y a 35 kilómetros por hora, embistió al doctor.
La devoción y la extradevoción
Después de la muerte, la devoción por José Gregorio creció y creció, pero a un punto que se desvió para otros fines.
Como otros países del Caribe, en Venezuela se practica la santería o magia negra, y la imagen de José Gregorio apareció en muchos de sus altares. Esto retrasó por mucho tiempo la beatificación por el rechazo del catolicismo a este tipo de manifestaciones.
Sin embargo, la Iglesia venezolana siguió con la lucha y fue en 1986 que se logró que el Papa Juan Pablo Segundo le diera el título de «venerable».
30 años después se le da el ascenso a beato. Un milagro verificado por El Vaticano convenció a toda la Iglesia Católica para darle la alegría a los venezolanos.
Yaxury, La niña del Milagro
Ella es Yaxury Solórzano Ortega, nacida en el estado Guárico, una de las regiones llaneras de Venezuela.
Cuando tenía 10 años en marzo de 2017 se desplazaba en moto lineal junto a su papá y unos ladrones le robaron a tiros el vehículo. Ella recibió un balazo en la cabeza que la hizo perder mucha sangre y masa encefálica. El pronóstico médico le aseguraba discapacidad motriz, lingüística, pérdida de memoria y visión. .
Su mamá Carmen Ortega rezaba mucho a José Gregorio por su hija, al igual que su hermana Yeisi. Ella declaró que él la tranquilizaba.
A los 20 días, Yaxury salió caminando del hospital y su caso fue informado a las autoridades eclesiásticas de Venezuela que empezaron el trabajo para notificar de manera documentada a El Vaticano.
El 19 de Junio, llegó finalmente la noticia que le da una alegría a los venezolanos en medio de tanta crisis y falta de fe. La Arquidiócesis de Caracas dio la primicia y difundió la imagen oficial del médico, la cual esperan esté presente en cada iglesia de la nación.
Esta imagen no tiene el sombrero que tanto lo caracterizó, pero sin duda la aureola le queda mucho mejor.