Por: Irene Indriago
El miedo es una de esas emociones que nos permite defendernos, actuar ante el peligro o la amenaza que se nos presenta
Las emociones básicas tienen la función principal de hacernos sentir vivos y vulnerables a su presencia en nuestras vidas, para ayudarnos a diferenciar las formas de reaccionar ante las circunstancias o lo que nos imaginamos de esas situaciones.
El miedo es una de esas emociones que nos permite defendernos, actuar ante el peligro o la amenaza que se nos presenta. Sin embargo, sus sensaciones desagradables, nos obliga a rechazarlo y a no querer sentirlo.
No todas las veces que sentimos miedo hay una amenaza real, en frecuentes ocasiones, son nuestros pensamientos sobre lo que posiblemente ocurra, lo que nos lleva a percibir las mismas sensaciones como si tuviéramos un tigre o león frente a nosotros. Pero ante estas circunstancias, nos damos cuenta más fácilmente que sentimos miedo y que tenemos deseos de huir de lo que se està viviendo.
La dificultad viene cuando consideramos que estamos en una profunda tristeza, incluso depresión y podemos sentir un dolor que nos sobrepasa, sin poder distinguir, que en el fondo de estas sensaciones y sentimientos, estamos enfrentando un miedo cruel a ser abandonados o encontrarnos ante una soledad que no deseamos.
Comparto con Ustedes una realidad que me ha tocado vivir en carne propia y a través de otros, que como migrantes, nos encontramos recorriendo un camino que desconocemos y donde hay personas que van cayendo en el abismo de una tristeza interminable, incluso que consideran no superable.
Como psicóloga, en el año 2019, atendí en asesorías individuales a más de 65 personas de nacionalidad venezolana y peruana en la ciudad de Lima, con más de 300 sesiones de acompañamiento psicológico. El 26% de estas personas atendidas consideraban que estaban deprimidas y se le dificultaba cumplir con sus tareas cotidianas y autocuidado.
En la medida que avanzamos en las sesiones para distinguir los factores que la mantenían en ese estado emocional, iban descubriendo que el dolor se iba convirtiendo en uno o varios miedos asociados al abandono emocional, la desprotección afectiva y no conseguir un anclaje que fortaleciera la confianza en sí mismos/as.
Identificar los miedos que subyacen a nuestras tristezas y buscar la orientación necesaria con un especialista, va a permitirte superarlo y colocar a tu favor, las emociones no agradables.
Irene Indriago Castillo
Psicóloga Clínica y Cognitiva
Coach Organizacional Internacional
Una venezolana viviendo en Perú.
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IG y Twitter: @psicoirenecoach